Potenciar las relaciones dentro
de la familia, fomentando el hábito lector en casa y, en especial, el de los
más pequeños.
¿QUIÉN
PUEDE PARTICIPAR?
Las familias de los centros
educativos sostenidos con fondos públicos cuyos hijos e hijas estén
matriculados en el último curso de Educación Infantil, y en cualquiera de los de
Educación Primaria.
¿QUÉ
DEBEN HACER LOS PADRES Y MADRES?
Compartir un poco de tiempo de
lectura con los hijos e hijas, por ejemplo, 30 minutos diarios durante al menos
20 días al mes.
La lectura en casa se puede hacer
de varias formas: leyéndoles en voz alta, acompañándoles en su lectura, pero
siempre respetando sus ritmos y partiendo de sus experiencias y capacidades.
A lo largo del mes, el padre,
madre o tutor señalará los días que se ha leído en el cupón.
Cuando finalice el mes firmará y recortará
dicho cupón y los niños se lo entregarán al maestro o maestra encargado de la
campaña de su colegio.
Cuando termine la campaña,
aquellas familias que hayan cumplido el compromiso recibirán un diploma de
Familia Lectora.
ORIENTACIONES PARA
LEER EN FAMILIA
En los primeros años la narración
oral es una fuente de disfrute e inicio fundamental a la palabra escrita.
Buscad un tiempo y un lugar para leer todos los días con los niños, sin que
esta lectura tenga que ver con las tareas escolares. Convertidlo en una rutina
y este hábito les ayudará a valorar los momentos de lectura.
Leed juntos, sobre
todo en las primeras etapas, en las que los niños no son lectores autónomos.
Sentaos cerca y leed para ellos. Los niños aprenden a leer viendo los textos
escritos, observando las ilustraciones... pasando las páginas de un libro. Leer
como un adulto requiere soledad, silencio y tiempo. Leer en la infancia
requiere compañía, voces y un poco del tiempo de los mayores.
Haced de la
lectura un tiempo divertido. Cuando los niños son pequeños se pueden leer
historias jugando con la voz o entonando poemas y canciones. El niño mejora su
lectura cuando se apropia del ritmo y los sonidos de las frases.
Preguntad al niño por sus
lecturas. Si os interesáis por los libros que lee, le posibilitaréis establecer
conexiones, organizar la información y podréis ayudarle a ser un lector activo.
Cualquier motivo puede ser bueno para leer: preparar una excursión, hacer un
postre sabroso o conocer las reglas de un juego. Las guías turísticas, los
recetarios de cocina , los periódicos, las instrucciones o la publicidad ayudan
al niño a comprobar que leer es importante para cualquier actividad.
El ejemplo
es importante, los niños imitan lo que ven. Optar por un periódico, una revista
o un libro les demostrará que para vosotros es gratificante. Recordad que aunque
no seáis grandes lectores podéis ser unos excelentes mediadores entre el niño y
los libros.
Motivad a vuestros hijos e hijas a utilizar la biblioteca escolar o
la biblioteca pública. Vosotros también podréis saber qué lecturas son más
apropiadas y cómo tenéis que hacerlo, preguntando a los maestros o a los
bibliotecarios.
Por último, si un día, por cualquier motivo, no podéis hacer
vuestro rato de lectura, no os desaniméis, volved a intentarlo al día siguiente con más ganas.